Una adicción infantil que requirió la intervención policial


Hace poco leí una noticia que me arrugó el estómago.


Unos padres desesperados por la adición de su hijo al móvil, recurrieron a la Unidad del Agente Tutor de la Policía Local.


Y yo, que no tenía conocimiento entonces de lo que era un Agente Tutor, lo primero que hice fue investigar… 


Me parecía inverosímil que tal problema doméstico fuese tan grave como para acudir a la policía.


Resulta que un Agente Tutor es un miembro de la Policía Local/Municipal, con formación específica, especializado en cooperar en la resolución de conflictos privados y en la actuación en el entorno escolar.


Aún así me seguía pareciendo exagerado… 


Pero es que el chiquillo, mas bien adolescente, pasaba más de ocho horas pegado al móvil y los padres ya no sabían cómo actuar. 


Me dolió la barriga de solo pensar en el resto de adicciones posibles en la que podía caer la pobre criatura…


Entonces ya comprendí que el problema era más gordo que una adicción al móvil.

Era una pérdida total de la autoridad de los padres sobre ese chico.


Por eso intervino el Agente Tutor… para actuar como mediador. Para poner límites y establecer protocolos estrictos como terapia. 

Para ser la figura de autoridad que ya era inexistente en el hogar.


Y entonces comprendí que sería tal la desesperación de sus padres, que buscaron ayuda. Algo totalmente lícito y adecuado. Me hizo reflexionar acerca de mi propia labor con mis hijas.


Pero… ¿Cómo podría llegarse a tal punto? 


Un evento desencadena el otro. El niño empezó a sacar malas notas, dejó el equipo deportivo…


Si estás pegado todo el día a las pantallas no hay tiempo de estudiar, de leer, de hacer deporte.


¿Padres confiados, despreocupados o sin tiempo de supervisar lo suficiente?



No es asunto de buscar culpables, porque además, es algo más común de lo que parece: 

«Los niños y adolescentes españoles pasan una media de 4 horas diarias conectados a una pantalla fuera del entorno escolar».


Es decir, la mitad de lo necesario para ir a la policía…


No sé a ti pero a mí me parece abrumador. 


Si esas cuatro horas diarias las emplearan en tocar el piano, o entrenar al fútbol, estaríamos llenos de Mozarts y Messis por todas partes.


Por eso me encanta lo que hago… 


Escribir historias más allá de la fantasía. Que además te sacudan por dentro y te llenen de herramientas de autoempoderamiento y superación personal. 


Porque los libros nos abren las puertas de la imaginación, nos nutren, nos hacen cultos, inteligentes, poderosos… 


Y nos alejan de la policía.


Después de esto, no sé tú, pero yo seguiré el consejo de un viejo refrán:

«Si las barbas de tu vecino ves arder, pon las tuyas en remojo». 


Te abrazo infinito,

Audrey

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