¿Cuántas veces sueles repetir las órdenes a tus hijos?
¿Te obedecen a la primera o gastas energía en insistir una y otra vez las instrucciones?
Sabemos que como padres, familiares, educadores o responsables, es importante asegurarse de que nuestros niños y niñas aprendan a obedecer y seguir normas desde una edad temprana para establecer una buena disciplina en el hogar. Desde el respeto y la coherencia… Pero, ¿cómo se puede hacer que los niños obedezcan a la primera?
Si están cansados de repetir órdenes, entonces estoy segura de que esto les interesa…
Recuerda que todos los jueves en el programa Espacio Abierto de Marcelino Hernández, en Xanadú Radio Tenerife, dedico un espacio para darte herramientas de crecimiento personal para niños y jóvenes. Aquí podrás leer el episodio transmitido durante el programa.
Pero si prefieres escucharlo, lo tienes en mi canal de Youtube:
Antes de tomar nota de los tips más efectivos para que vuestros hijos obedezcan a la primera, es primordial tomar consciencia acerca de la importancia de establecer la disciplina desde edades tempranas.
La disciplina es un componente clave en la crianza de los hijos. Establecer reglas claras y coherentes, y ser consistentes en su aplicación, puede ayudar a los niños a desarrollar autocontrol y responsabilidad, lo que a su vez les permite tomar decisiones informadas y afrontar los desafíos de la vida con confianza.
Los niños que crecen en hogares donde la disciplina es inconsistente o inexistente, pueden tener problemas de comportamiento, ya que no han aprendido límites claros y las consecuencias de sus acciones. Pueden ser más propensos a comportamientos desafiantes, impulsivos y agresivos, lo que puede afectar negativamente su rendimiento escolar, sus relaciones sociales y su bienestar emocional.
Además, establecer la disciplina desde temprana edad puede ayudar a evitar problemas de comportamiento en el futuro. Los niños que han aprendido a respetar las reglas y límites en casa tienen más probabilidades de ser responsables y respetuosos en situaciones sociales y escolares. También pueden ser menos propensos a involucrarse en comportamientos riesgosos, como el consumo de drogas y alcohol, debido a su capacidad para tomar decisiones informadas y pensar en las consecuencias a largo plazo.
Sin embargo, recordemos que no podemos exigirles a los niños pequeños que obedezcan, al igual que lo esperamos de los más grandes… pues sus capacidades son totalmente distintas. Por lo general, un bebé hasta los 18 meses actúa por el instinto de satisfacer sus necesidades. Y allí poco podemos hacer.
A partir del año y medio, y hasta los 3 años aproximadamente, comienza la edad de la rebeldía y el niño comienza a decir que no, y a negarse a toda orden que no le parezca. Para él las palabras no tienen valor. Entonces, en estas edades lo importante es hacerles comprender poco a poco que vuestra palabra tiene poder y debemos hablarles con firmeza. Para esto, es imprescindible que forcemos el cumplimiento de la norma de inmediato, sin darles tiempo a un raciocinio que no tendrán lógicamente por su edad.
En general, si actuamos con firmeza y hacemos cumplir la norma de inmediato, les estaremos educando a que nuestra palabra debe cumplirse. Siempre desde el respeto y el amor.
Cuando los niños y niñas comienzan la edad escolar, desde los 3 en adelante, entonces ya debemos hacerles entender que sus acciones tienen consecuencias y que si no cumplen la instrucción, tendrán una pequeña sanción.
Hacerles ver que nosotros no somos los que castigamos, que son ellos mismos los que castigan al incumplir y no obedecer de manera inmediata. Pero recuerden que las sanciones no deben ser injustas, fundamentadas en nuestro ego, porque cuando no nos obedecen podemos naturalmente caer en el enfado y en atropellos sin razón. A partir de estas edades ya podemos utilizar el refuerzo positivo y celebrar los logros cuando obedecen a la primera, haciéndoles conscientes con palabras como:
Viste que fácil es obedecer…
Lo has hecho fenomenal sin necesidad de discutir… ahora tendrás más tiempo para jugar.
Ahora bien, después de comprender que actuaremos según la edad de una forma u otra, sí que hay aspectos generales que nos pueden ayudar.
Lo primero será tener claro que debemos establecer reglas claras y coherentes en nuestro hogar, implantar rutinas y horarios regulares y usar los refuerzos positivos de forma efectiva y coherente.
Para establecer reglas claras y coherentes, debemos hablar de forma precisa y específica. Y mientras el niño sea más pequeño hay que ser más concreto aún.
No es lo mismo decirle a un chiquillo de 12 años: ve y ordena tu habitación que decírselo a un niño de 5 años. Con el más pequeño debemos ser más concretos en la orden, por ejemplo, recoge los juguetes del suelo, coloca la ropa en el cesto, etc. En internet podemos encontrar con facilidad la lista de tareas adaptadas para que sepamos qué podemos exigir y qué no, según la edad de nuestros hijos.
Cuando se establezcan consecuencias por acciones no cumplidas, estas deben ser proporcionales a la gravedad de la infracción y deben ser establecidas de antemano. De esta manera, los niños saben exactamente lo que sucederá si no cumplen con las reglas. Además, es importante ser coherente en la aplicación de las consecuencias.
Y como les dije antes, que ellos comprenden que son ellos mismos los que se castigan por su incumplimiento.
Intentar mantener la calma es importante… cuando los niños desafían las reglas puede ser frustrante. No dejarse llevar por la emoción, ser firme y consistente, pero también comprensivo y empático, puede ayudar a establecer una relación de respeto y confianza.
Por otro lado, el uso de recompensas y refuerzos positivos es una estrategia efectiva para fomentar el cumplimiento de las reglas y comportamientos adecuados en los niños. Al recompensar el comportamiento positivo, podemos fomentar la autoestima, la motivación y el sentido de logro.
Algunas formas efectivas de utilizar recompensas y refuerzos positivos incluyen:
Elogiar a los niños cada vez que obedecen a la primera.
Utilizar un sistema de puntos que se ganan al cumplir con las reglas y comportarse adecuadamente. Luego, pueden canjearlos por recompensas específicas, como tiempo adicional para jugar o una actividad especial.
Es importante proporcionar el refuerzo positivo inmediatamente después del comportamiento adecuado y ser consistente en su aplicación. Esto ayuda a los niños a entender qué comportamiento es apropiado y aumenta la probabilidad de que continúen ese comportamiento en el futuro, Además que aprenden a esperar una recompensa cuando hacen las cosas bien, lo que puede fomentar la motivación y el cumplimiento de las reglas.
Recordemos que fomentar la participación en actividades positivas también puede ser una forma efectiva de recompensar el comportamiento adecuado. Por ejemplo, si un niño cumple con sus tareas escolares durante la semana, se le puede permitir elegir una actividad divertida para hacer en el fin de semana.
En resumen, el uso de recompensas y refuerzos positivos puede ser una estrategia efectiva para fomentar el cumplimiento de las reglas y comportamientos adecuados en los niños. Al utilizar estas técnicas de manera consistente y apropiada, los padres pueden ayudar a aumentar la autoestima, la motivación y el sentido de logro en los niños. Y sobre todo, reducir nuestra frustración cuando no conseguimos que nos obedezcan de inmediato.
Y recuerden, que cuando somos firmes pero amorosos y afectuosos con nuestros hijos, lograremos en ellos mejores resultados. No hay fiera que se resista a la disciplina con amor.